Termómetros para perros
Desde que tengo memoria he convivido con perros y gatos. Al principio, como a muchos, me daba respeto la idea de medir la temperatura —recordaba las visitas al veterinario donde lo hacían de forma rígida y un poco intimidatoria—. Con los años aprendí que hoy existen opciones pensadas para casa: termómetros de oído, infrarrojos sin contacto o digitales que reducen el estrés del animal y le permiten a uno controlar la evolución de una infección o reacción alérgica sin sacrificar la calma del hogar. En este artículo te cuento cómo elegir y usar uno, integrando lo que he aprendido con mi perro y lo que me enseñaron veterinarios.
Te ofrecemos el mejor termómetro para perros, tener un termómetro en casa te permite:
- Detectar fiebre temprana: a veces los cambios de conducta son sutiles; un grado de más puede ser relevante.
- Seguir la evolución: saber si el tratamiento funciona o si la temperatura sube de nuevo tras una medicación.
- Evitar visitas innecesarias: cuando la temperatura está estable y la mascota responde, a veces es suficiente monitorizar en casa.
- Actuar rápido: temperaturas muy altas o muy bajas son urgencia veterinaria; medir te permite actuar con datos.
Personalmente, usar el termómetro en casa me dio confianza: ya no tenía que adivinar por sensaciones, y eso cambió la manera en la que cuidaba a mis perros.

Temperatura normal en perros y gatos: valores de referencia
- Perros: 38,0 °C a 39,2 °C (aprox.).
- Gatos: 38,0 °C a 39,5 °C (aprox.).
Si tu mascota supera 39,5 °C o baja de 37,5 °C, es momento de consulta urgente. En mi caso, cuando la temperatura subió por encima de 40 °C tras una reacción alérgica, su lectura rápida me hizo salir de inmediato al veterinario.
Casos reales: cuándo un termómetro me salvó de una urgencia
Aquí comparto tres pequeñas anécdotas basadas en mi experiencia personal:
- Infección respiratoria: mi perro se mostraba algo apático; la lectura en casa confirmó fiebre persistente. Llamé al veterinario y con la medicación adecuada estuvo estable en 48 horas. Sin la medición quizá habría confundido su letargo con pereza.
- Picadura en la lengua: tras ser picado por una avispa, la inflamación y dificultad para respirar se agravaron. El termómetro me permitió monitorizar la evolución y decidir volver a urgencias cuando la fiebre no cedió tras el tratamiento inicial.
- Control postoperatorio: después de una intervención menor, medir la temperatura durante las primeras 24–48 horas ayudó a detectar una fiebre incipiente antes de que la herida diera problemas.
En cada caso, el termómetro fue una extensión del sentido común: datos rápidos que facilitaron decisiones más seguras.
Los 3 mejores termómetros para perros



Consejos para elegir el mejor termómetro para tu mascota
- Piensa en el uso que le vas a dar: cribado rápido (infrarrojo) vs. seguimiento preciso (oído/rectal).
- Calidad y certificaciones: prioriza marcas con reputación y lecturas certificadas.
- Accesorios útiles: fundas desechables, memoria de lecturas, modo mascota.
- Facilidad de limpieza y robustez.
- Soporte postventa y garantía.
Si tuviera que recomendar una elección práctica para la mayoría de hogares: un termómetro de oído pensado para mascotas (o un kit que incluya funda y memoria) ofrece el equilibrio ideal entre confort y fiabilidad. Esta fue mi elección después de consultar con el veterinario.
Preguntas frecuentes sobre termómetros para animales
Para uso doméstico, los termómetros de oído ofrecen un buen equilibrio entre precisión y comodidad. Los infrarrojos son muy prácticos para cribado rápido, pero conviene confirmar lecturas altas con un digital.
Los infrarrojos son fiables si se usan a la distancia recomendada y en ambientes sin corrientes de aire. Son ideales para revisiones rápidas, aunque no sustituyen la precisión clínica del rectal o de oído.
Perros: entre 38 °C y 39,2 °C. Gatos: entre 38 °C y 39,5 °C. Valores fuera de ese rango deben vigilarse y, si persisten, consultarse con el veterinario.
Escoge un momento en que tu mascota esté tranquila, acaríciala, háblale en tono suave y ofrécele una recompensa después. Los termómetros de oído o infrarrojos suelen ser mejor tolerados que los rectales.
Revisa: rapidez de lectura, precisión (±0,1 °C), facilidad de limpieza, accesorios como fundas, memoria de lecturas y garantía del fabricante.
Si la temperatura supera los 39,5 °C o baja de 37,5 °C, si notas apatía, vómitos o respiración dificultosa, no esperes: acude al veterinario con los datos de tus mediciones.
Rectal: máxima precisión clínica; recomendado en diagnósticos exactos.
Digital: rápido y económico; fácil de conseguir y versátil.
De oído: cómodo y menos invasivo; lectura rápida y fiable si se coloca bien.
Infrarrojo: sin contacto, ideal para mascotas nerviosas; lectura instantánea.